Una nueva generación de centrales térmicas de carbón inicia su andadura. La promesa es que contaminarán menos que sus predecesoras, aunque los ecologistas sean reacios y aún queden importantes preguntas sin responder.
Por fin, tras meses de largas discusiones, el Gobierno alemán se ha puesto de acuerdo y dará luz verde a un nuevo proyecto de ley para regular el almacenamiento del dióxido de carbono que genera la producción y contamina el aire si se emite sin más. Esta legislación podría eliminar algunos obstáculos burocráticos que entorpecen el camino de la próxima generación de centrales térmicas de carbón.
¿Cuánto CO2 líquido aguanta la tierra?
Pero existe un problema para el que todavía no se ha encontrado solución: las nuevas centrales invierten grandes cantidades de energía en el funcionamiento propio, cosa de la que el sistema licuación de gases es uno de los principales responsables. En consecuencia, éstas requerirán de más carbón para mantener el rendimiento al nivel de las viejas plantas. Más carbón significa más extracción, y mayores trabajos de extracción una agresión adicional a la naturaleza.
¿Cuánto CO2 líquido aguanta la tierra?
Pero existe un problema para el que todavía no se ha encontrado solución: las nuevas centrales invierten grandes cantidades de energía en el funcionamiento propio, cosa de la que el sistema licuación de gases es uno de los principales responsables. En consecuencia, éstas requerirán de más carbón para mantener el rendimiento al nivel de las viejas plantas. Más carbón significa más extracción, y mayores trabajos de extracción una agresión adicional a la naturaleza.
Y además, tampoco se sabe todavía qué hacer con el CO2 convertido en sustancia líquida. La idea es transportarlo en camiones cisterna 350 kilómetros a lo largo de la Alemania oriental hasta la región de Altmark, para almacenarlo allí en un depósito de gas natural. Sin embargo, el Gobierno del Estado federado de Sajonia Anhalt, por donde deberían circular los tanques, aún no ha dicho la última palabra y está esperando a la ley de Berlín para decidir si concede o no las licencias necesarias. A las autoridades no se les escapa que, tecnología más o menos, aún no se sabe cuánta cantidad de CO2 líquido puede guardarse bajo tierra sin que tenga repercusiones negativas.
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