La Unión Europea acordó una política común de inmigraciones oponiéndose a aceptar la propuesta del presidente francés que se oponía a la entrada masiva de extranjeros a la UE y propagaba la deportación en bloque.
El argumento de Nicolás Sarkozy era simple: “Europa no puede sufrir más inmigración porque no tiene cómo recibirlos dignamente en el paraíso que ellos creen que ésto es”. Para lograr “la inmigración deseada”, Sarkozy planeaba reducir drásticamente los permisos de trabajo a los extranjeros.
Pero Sarkozy no pasó. No pudo imponerse sobre la posición en firme adoptada por la mayoría de ministros del Interior de los 24 Estados miembro de la Unión. En la cumbre convocada por la presidencia interina de la UE que Francia asumió este 1° de julio, los miembros de la Unión acordaron que seguirán aceptando a inmigrantes tanto por razones humanitarias como económicas. El texto de Cannes empero será vigente tras su firma durante la Cumbre de Jefes de Estado que tendrá lugar en otoño próximo.
Deutsche Welle