sexta-feira, 16 de maio de 2008

El viernes comienza en Lima la reunión de jefes de Estado y gobierno de América Latina

Es el momento culminante de un proceso que se ha venido ambientando en los últimos días en la capital peruana, durante el cual las misiones técnicas y diplomáticas de casi sesenta países han venido preparando el encuentro de mandatarios.
La agenda oficial de la cumbre de Lima gira en torno a iniciativas técnicas para atender el cambio climático y la lucha contra la pobreza.
Pero buena parte de la atención de los medios se ha enfocado en la expectativa frente a lo que podría ocurrir durante los encuentros personales entre los mandatarios.
Y sobre todo, en la posibilidad de que la cumbre sea el escenario de intercambios explosivos como los que han venido presentándose en reuniones similares durante los últimos meses.
¿Cuadrilátero político?
Así, mientras los funcionarios de docenas de chancillerías trabajaban diligente y discretamente en la redacción del documento oficial que saldrá de la cumbre, que se conocerá como la "Declaración de Lima", los periodistas intercambiaban especulaciones sobre cuales serian los enfrentamientos verbales más destacados de las reuniones del viernes y el sábado.
Y no es para menos. Las dos ultimas grandes cumbres regionales han resultado en eventos de gran dramatismo político.
La Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile, en noviembre pasado, terminó con el rey Juan Carlos de España mandando callar al presidente venezolano Hugo Chávez.

Y en Santo Domingo, en marzo, lo que algunos temían sería el preludio a una crisis militar en la región andina, resultó en los inesperados abrazos y estrechones de mano entre Chávez, el presidente colombiano Álvaro Uribe y sus homologo ecuatoriano, Rafael Correa.
Desde entonces, las tensiones han reaparecido, en particular ante las acusaciones colombianas sobre supuestos contactos de Ecuador y Venezuela con las FARC, que, según Colombia, estarían documentados en la computadora incautada al líder rebelde Raúl Reyes durante el ataque que condujo a su muerte en marzo pasado.
Luis Fajardo BBC Mundo, enviado especial a Lima