La Cumbre de Lima es el evento intercontinental del año en América Latina.Jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea, América Latina y el Caribe se reúnen por 5a vez para debatir, sondear alianzas y firmar acuerdos.
Dos temas claves van tratar los líderes europeos y latinoamericanos en la agenda bi-regional: la reducción de la pobreza y el Medio Ambiente. El cometido de Bruselas, expresado este martes en la sede la Unión Europea, es “reforzar la cooperación y la sociedad con América Latina y el Caribe en los temas relevantes y respaldar los acuerdos de asociación con dos de las organizaciones regionales: la Comunidad Andina (CAN) y América Central”.
La Comisión Europea estará representada en Lima por su presidente, José Manuel Durão Barroso, la comisaria para Asuntos Exteriores y política de vecindad, Benita Ferrero-Waldner, el comisario de Comercio, Peter Mandelson, y el de Cooperación y Ayuda Humanitaria, Louis Michel.
Barroso está convencido de que “la Unión Europea, América Latina y el Caribe tienen que aumentar su cooperación para poder hacerle frente a los retos del futuro”. Una cooperación que, según el mismo presidente de la Comisión, debe estar centrada en campos como el cambio climático, la globalización y un mayor crecimiento económico que “beneficie a la mayoría de nuestros ciudadanos”.
En la misma rueda de prensa ofrecida en la sede de la Unión Europea, con motivo de la Cumbre de Lima, además de Durão Barroso también estaba la austriaca Benita Ferrero-Waldner, comisaria para Asuntos Exteriores y Política de Vecindad, quien parece coincidir plenamente con los lineamientos esbozados por el presidente de la Comisión. Así fue como Ferrero-Waldner dejó en claro que “la UE apoya, decididamente, los esfuerzos de los socios en la lucha contra la pobreza, el fortalecimiento de la democracia y la cohesión social”.
“Europa tiene que volverse a preocupar por América Latina”
Después de haber sucumbido al “encanto” del lejano oriente, para luego sufrir las consecuencias de lo que también significan para las economías europeas las sobredimensiones del mercado chino, el hurto y copia de patentes y productos, además de la “invasión” de réplicas, la Unión Europea estaría empezando a corregir su estrategia geoeconómica que estaba dejando a América Latina de lado.
“Europa tiene que volverse a preocupar por América Latina”, es incluso el llamado de Volker Kauder, el jefe de la fracción de la unión conservadora en el parlamento alemán (Bundestag) que visitó este mismo año México y Brasil. Kauder “se convenció, sobre todo, del potencial de América Latina”, como se lo expresó a Thomas Hirschfeld, de la Fundación Konrad Adenauer. Una de las cosas más importantes para Volker Kauder es “la reducción de los obstáculos comerciales en beneficio de ambas regiones”.
La cumbre de Lima servirá, por ejemplo, para que el bloque europeo y México proclamen una asociación estratégica. "Vamos a proclamar esta asociación estratégica, después tenemos que llenarla de contenido", explicó la comisaria europea de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, quien recordó que México es una de las potencias emergentes de Latinoamérica y un puente entre este bloque y América del Norte.
Desde 1997, México y la UE tienen un Acuerdo de Asociación Económica, algo que el bloque europeo no tiene con Brasil, la otra gran potencia latinoamericana, ya declarada socio estratégico de Bruselas en 2007. De este grupo de países con relaciones "especiales" con Bruselas forman parte EE.UU., Rusia, China e India.
En tiempos en los que los mercados regionales crecen y que las exportaciones tradicionales a Estados Unidos son reemplazadas por un comercio más diversificado, Europa parece estar comprendiendo que América Latina puede y tiene que ser un socio con el que Bruselas cuente, siempre y cuando se le trate como a un “verdadero” socio y no como a un cliente que sólo puede comprar, pero cuyos productos la Unión Europea no está dispuesta a dejar salvar sus barreras arancelarias. Aquí vale el popular dicho de que más vale tarde que nunca.
José Ospina Valencia -Deutsche Welle